jueves, 30 de abril de 2009

Ilustraciones historiadas III

 

La siguiente historia no es mía, es una colaboración… Yo hice la ilustración pero la historia la escribió Rebeca (la veréis comentando por aquí así que no os doy mas detalles). Espero que os guste y… COMENTAD MALDITOS!!!!

(Muchas gracias REBECA!!!)

Roxanne

pareja 2 copia

La agonía le oprimía el pecho. Llevaba mucho tiempo corriendo, tanto, que no podía recordar cuando empezó. Apenas si recordaba lo que pasó, lo que la impulsó a correr. Un fuerte viento le golpeaba la cara y el olor musgoso de la humedad le invadió los pulmones.

Corría.

El tacto suave de unas manos, desabrochando hábilmente su camisa. Calientes, curiosas. - ¿Hasta dónde me vas a dejar llegar?

El repentino recuerdo de un olor dulce, excitante, asaltó su cerebro. – ¿Pero qué…? Sus pies descalzos resonaban rítmicamente sobre el asfalto.

Las mismas manos, palpando sin cuidado sobre su pantalón. - Estás muy húmeda cariño… Déjame que vea cómo solucionarlo. Notaba cómo la excitación iba extendiéndose como un relámpago por todo su cuerpo.

- ¿Qué coño ha pasado? ¿…Por qué sigo corriendo?

Su cuerpo desnudo, sus brazos acariciando una espalda cuyos relieves le eran desconocidos, acercando su fuente de placer, sintiendo el contacto húmedo y cálido de unos labios contra su piel. – Q..Quiero más…

El restallar de un trueno. Giró la cabeza. La calle estaba desierta, salvo por una cortina de agua que comenzó a extenderse desde el final de la calle. Siguió corriendo sin saber por qué. Una sensación insistente y palpitante comenzó a crecer entre sus piernas. Ahora que empezaba a recordar, quería más…

Una fuerte presión… Un calor inusual impulsándose desde su vientre por todo su cuerpo…

La lluvia le dio alcance y cientos de gotas restallaban enérgicamente contra su cuerpo, creando pequeñas oquedades que desaparecían tan pronto como emergían…

…creciendo a oleadas, una y otra vez, con aquellas manos firmes en sus caderas…

…y contra su ropa, que a cada paso que daba se humedecía más y más…

… mientras su columna se arqueaba y sus labios formaban una perfecta ‘O’…

. . .

. . .

Su cara se contrajo en una mueca de placer. El olor a humedad era cada vez más intenso. Pasó la lengua por sus labios, resecos pese a la lluvia, y detectó en ellos un suave sabor a sal. Temblaba, aun sin darse cuenta de aquello a lo que se estaba aproximando. Aún corría, y mientras lo hacía abrió los ojos, a tiempo de ver lo que parecía un enorme y arqueado pico negro, cerniéndose sobre ella. La niebla lo cubrió todo. Lo último que escuchó fue el chasquido de su pecho cediendo contra el asfalto.

martes, 28 de abril de 2009

El día que estornudé un gnomo

Lo siento, hoy no tengo potencial para inventarme una historia de ficción así que os contare el día que estornude un gnomo. La cosa empezó como empiezan todos los estornudos; con un ligero picor en mi nariz y terminó como es normal; en un poderoso "achis". Había estornudado un Gnomo

sábado, 25 de abril de 2009

Ilustraciones historiadas II

Contestador automático de un hombre muerto

contestador copia

“Este es el contestador automático de Emilio Saez, ahora no puedo atender el teléfono por favor deje su mensaje después de la señal...”

*Señal del Contestador automático*

“...*ejem* Hola soy Adrián, me dijiste que me llamarías hoy para ver los planos, llámame cuanto antes...”

*Señal del Contestador automático*

“...Soy yo, Laura, ¿Dónde estás? Quedamos hoy a las 4 para que vinieras a por tus cosas y no has aparecido, al menos podrías haber avisado que no ibas, llámame para quedar mañana o tirare las cajas...”

*Señal del Contestador automático*

“ Hola, le llamo de Instrum Lexus para informarle que tiene una factura de 255€ pendiente con telefónica y le llamamos APRA recordarle que la fecha límite de pago es dentro de dos días y que si no paga le incluiremos en nuestras listas de morosos, gracias.”

*Señal del Contestador automático*

“ Hola tío, soy Jorge ¿Cómo llevas lo de Laura? No he podido llamarte antes, he tenido unas semanas infernales en el trabajo. Tío, llámame y quedamos un día de estos...”

*Señal del Contestador automático*

* Señal monótona de un teléfono colgado*

*Señal del Contestador automático*

“Soy Laura otra vez, mira... no te molestes en venir a por las cajas, las he dejado en la basura...”

*Señal del Contestador automático*

“ Le llamamos de la Sala Real, por la anulación del banquete nupcial, le informamos que el pago de reserva y la mitad del pago total son a fondo perdido  y no serán reembolsados, por favor llámamelos para comunicarnos su número de cuenta para ingresarle el resto, gracias.”

Ilustración historiada I

hace unos días se me ocurrió lo siguiente: En vez ilustrar historias con dibujos… aplicar historias a dibujos previos al texto. Me he explicado y aquí os dejo la primera de esta serie de “Ilustraciones historiadas”

 

Pensamientos de un busto de carne existencialista que reposa sobre una silla.

busto copia

Parte 1. Comienzo de la historia donde el busto de carne toma conciencia sobre si mismo.

Sobre una silla de repente el busto de carne supo que “era”. Sobre su pie carnoso, de hueso pero de planta blanda, sintió la silla, ligeramente mullida pero de armazón de madera.

Su único ojo recibía imágenes y entonces supo que “veía”. Paredes rojas, suelo pardo y una agobiante atmosfera de los 60’s. No pensó precisamente eso, aun no pensaba realmente, pero empezaba a “saber que era”.

Las membranas dolorosamente sensibles de su cabeza recogían cada vibración y sonido de la habitación. “Tic-Tac-Tic-Tac.” Supo que “eso dolía”.

Parte 2. Primeros pensamientos del busto de carne y donde sobre una silla recibe una asombrosa revelación.

“Busto de carne” sabía que existía. Había mirado alrededor hasta donde su cuello y su único ojo le permitían. Era una sala roja con paredes y techo rojos. Suelo marrón y un reloj de pie de madera o aglomerado donde resonaba su péndulo. Marcando el paso del tiempo. “Busto de carne” Se volvía loco de dolor con cada segundo lo que hacia que su atención estuviera centrada, siempre, en los espacios entre el ir y el venir del péndulo.

Su carne blanda, sensible y aguijoneada de pequeñas venas sentía el calor de la habitación y producía redondas gotas saladas que le refrescaban la piel.

De repente, sin avisar, unas de esas gotas floreció en su ojo y pesada e hinchada de tristeza y dolor resbaló hasta su pie inmóvil. Esa fue la revelación. Sentía tristeza y eso lo comprendió. Comprendía algo y no podía comprender mas.

Parte 3. Donde el busto de carne no puede superar la tristeza y el dolor.

El reloj le volvía loco, loco de dolor y tristeza. Cada segundo resonaba en el interior de su cabeza y le partía el ser. No sabía si la tristeza era producto de ese dolor. No se preguntó eso tampoco, es decir, para él la tristeza, el dolor y la habitación roja con el reloj era TODO. Con todo quiero decir lo contrario a nada. Era el universo.

La tristeza le oprimía la cabeza y el dolor se la partía. No podía más, no llegaba a comprender su existencia. “¿Hacía cuanto que existía?” “¿Cómo había llegado a existir?” “¿Por qué existía?”

Simplemente era demasiado para él, el busto de carne.

Parte 4. Donde el busto de carne muere de manera extraordinaria.

Volvió a resonar otro segundo. “Tic” la membranosa carne de su cabeza vibró de dolor .“Tac” el dolor se le introdujo en los sesos como largos cristales dentados. Resbalaban lagrimas preñadas de sufrimiento, gotas de sudor rojizas de sangre. “Tic” Tiembla todo. El espasmo. Y su ser se retuerce entre el éxtasis y horror. “Tac” un bulto aparece sobre su cabeza, hinchándose rojizo y giboso. Cada vez más tenso, cada vez más rojo.

A cada segundo un nuevo bulto, a cada segundo mas dolor. La cabeza explota, todo sesos, hueso y carne sensible, tierna. El busto ya no es tal, solo pie y cuello. A cada segundo salen chorros de sangre, como al compás de un desconocido corazón. “Busto de carne” ya no es.