lunes, 16 de marzo de 2009

Historias Prohibidas II

He de escribir a la facultad para que anulen mi matricula. He de conseguir que no me corra convocatoria y que no me quiten la beca. He de conseguir trabajo. He de intentar crear algo consistente. He de conseguir un rumbo. Hacer elecciones acertadas y tener confianza.

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Por supuesto David sabía que todo aquello debía estar mal. El asesinato estaba mal. El no quería matar por matar, el solo quería saber si ese era su destino. Ser un asesino. Realmente creo que no divagaba tanto, eso es cosa mía. Seguramente solo quería hacerlo.

Que importa, los hechos son los hechos. Cogió un par de Cutters, si , cutters... Le seducía su nombre: “cortador”. Era poéticamente concreto. Se río hacia sus adentros. La victima es difícil de elegir. Así que no pensó demasiado; se puso su cazadora guardo un par de cortadores en los bolsillos y salió.

Las calles de la ciudad (que me abstendré de nombrar) estaban mojadas por una fina llovizna. Nunca para de llover. Por suerte tenía una capucha de tela en la sudadera. Pronto esta capucha se le pego a la cara y se le hizo pesada por la humedad.

Es gracioso como los gobernantes cuidan mucho las zonas turísticas y de interés cultural (es decir...económico) y abandonan a su suerte las zonas donde la gente realmente vive.

Todo esto no se si lo pensaba David. Seguramente no, seguramente son pensamientos míos. El cutter de mango plástico estaba caliente en su mano cuando torció una esquina sucia de una zona no turística.

Intentaré no dejarme llevar por sentimientos: La victima era un cualquiera, un universitario cualquiera que paga una habitación cualquiera con el dinero de unos abnegados padres como los de cualquiera. Y por supuesto un jueves el joven ha de ir borracho.

Era mas bajo de que David, tenía el pelo corto pegado a la cabeza lo que hacia visible la forma de su cráneo.

Si, David se fijó en esto, también se fijó en que el chico intentaba fijar la vista en el y seguramente también pudo darse cuenta del miedo creciente cuando se abalanzó.

Los cutters son frágiles y después de un corte profundo en la zona abdominal se partió dentro de la carne del estudiante anónimo. La sangre se mezclaba con la lluvia mientras el chico caía. David saco el otro cortador y acabo el corte del abdomen, también le cortó el cuello. Si, a la inversa que Jack. A modo de homenaje. Contempló su acto durante un instante: la sangre espesa diluyéndose bajo la lluvia, los intestinos malolientes, brillantes y cálidos esparciéndose como mermelada. El débil gorgoteo de la tráquea en la última expiración.

Andando pesadamente metió las manos en los bolsillos, con el resto de ambos cutters y se fue a su casa con el olor de la sangre en sus manos.

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Ya… lo se.

1 comentario:

エリザベート dijo...

La confianza es vital.
De hecho aprendo yo eso ahora...

David tiene mucha sangre fria.